Antes que nada, al coger con la mano el serrucho estiraremos el dedo índice, como señalando la punta de éste. Esto nos permite evitar que se tuerza la muñeca durante el corte. Colocaremos el serrucho sobre la marca a cortar pero por la parte exterior con la intención de conservar la línea trazada. Colocaremos la otra mano tocando con la uña dedo pulgar paralela a la hoja, en el punto donde se va a proceder con el corte. Primero tiraremos del serrucho hacia arriba y suavemente, hasta dejar una buena marca donde entre bien la hoja. Ahora apartaremos la mano y empezaremos a cortar empujando firmemente y de forma constante pero sin prisas. El ángulo de la sierra tiene que ir pasando progresivamente desde un ángulo de 30 grados aproximadamente y con respecto al tablero a un ángulo recto cuando llegue al final del corte. Si hace falta nos ayudaremos de una cuña de madera que vaya abriendo el corte en vez de aprisionar el serrucho. Llegando al final del corte aguantaremos con la otra mano el trozo sobrante al mismo tiempo que reducimos la fuerza, evitando que se astille este extremo.